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A principios del siglo XX, en San Miguel, un pueblo ubicado a las afueras de la ciudad de Guanajuato vive Alondra, una muchacha adelantada a su época con pensamientos progresistas e independientes. Ella provoca escándalo entre la sociedad del pueblo por su rebeldía y espíritu libre, que la lleva a dejar a un lado la idea de ser una simple ama de casa y esposa para iniciar estudios superiores, algo poco común en su época.

Desde la muerte de su madre, Alondra ha vivido con su tía Loreto, ya que su padre Baldomero la invita a vivir con ellos para ayudarla porque es viuda y con dos hijos, y a su vez pensando que Alondra podría ver en

Loreto a una madre. Pero Loreto es una persona estricta, conservadora y con un profundo resentimiento hacia Veronica, la madre de Alondra, quien solía ser actriz de teatro. Este resentimiento lo traslada hacia Alondra haciéndola sufrir al igual que a su tímida y reprimida hija María Elisa, a quien le controla la vida, al punto de mantenerla encerrada en un convento por mucho tiempo, con el fin de convertirla en monja. Rigoberto el hijo mayor de Loreto es expulsado del seminario en que estudiaba y regresa a casa, este al igual que su madre atormenta a su hermana y su prima.

Alondra es alentada por su amiga Leticia Del Bosque para que vaya al rancho de Baldomero y desenmascare a Loreto. Baldomero vive ahora feliz intentando rehacer su vida a lado de Carmelina. Leticia envía a Alondra en tren a buscar a su padre, es en ese mismo viaje que conoce a Bruno Leblanc un abogado capitalino que va a visitar a un amigo al campo. Alondra y Bruno se conocen cuando este la salva de morir ahogada, después pasan una noche de pasión, pero cuando Alondra se entera que este esta casado y tiene dos hijos huye de el sin decirle nada hacia la hacienda de su padre, donde descubre que este se va a casar y tendrá un hijo con Carmelina. Al sentirse un poco reemplazada en la vida de su padre, vuelve a su pueblo a refugiarse en casa de Leticia del Bosque. Bruno decide ir a buscarla para que huyan a vivir su amor y acuerdan encontrarse en la estación del tren.

Bruno se queda esperando a Alondra, ya que esta no llegó a tiempo porque su prima Maria Elisa intentó quitarse la vida, pues esta embarazada de Raul un joven militar con quien tenía un romance a escondidas de su madre porque intentaba casarla con un anciano rico. Cansadas de Loreto las dos toman sus cosas y se marchan a la capital, ahí rentan un cuarto a Don Alfredito y su esposa Doña Rosita quienes las ayudan y asumen con sus hijas. En la capital abren una floristeria, así Alondra conoce a Carlos Tamez, un joven arquitecto que con paciencia y comprensión se gana el corazón de Alondra. Se casan y después de un tiempo deciden embarcarse hacia España, en este viaje Alondra se reencuentra con Bruno, y las situaciones difíciles que tiene que afrontar mientras esta en España, la empujan a revivir su romance con Bruno con el que tiene una hija. Al final Alondra esta en una encrucijada, debe decidir entre el amor pasional que siente por Bruno, o el amor tranquilo y comprensivo de Carlos.