La novela cuenta la historia de dos amantes: Antonio "El Perro" Brando (Carlos Ponce) y Camila Brando (Maritza Rodríguez), que además son primos y que desde la adolescencia juegan con el amor. Son dos amantes que apuestan a vivir una vida llena de aventuras amorosas, de pasiones, de conquistas y de apuestas. Todo vale: hacer el amor en una ventana, en los baños de la oficina o en la cama matrimonial de Camila. Todo con una condición: no enamorarse ni entre ellos ni de nadie. El amor es un juego y el que se enamora pierde.
Antonio va a casarse con Daniela (Maritza Bustamante), la hija del socio de su padre, mas el día de su boda, Camila le hace una de sus famosas apuestas: a que él no se atreve a plantar a la novia ante el altar. Antonio acepta la apuesta y la cumple sin pensar en las consecuencias: el papá de Daniela era el mayor inversionista en la constructora de la familia Brando y debido a la ofensa de Antonio rompe relaciones con ellos, con lo que hace peligrar un importante proyecto
en el que está empeñada la fortuna Brando. Esto deja a la familia al borde de la quiebra.
Paralelamente, la familia Brando, ya sin dinero, embauca al testaferro Dagoberto (Gerardo Riverón) y toma posesión de las casas de un barrio sin pagar por ellas impulsando a Dagoberto a suicidarse cuando no puede darles la cara a sus vecinos. Su hijo, Rocky (Khotan Fernandez), jura entonces vengarse. Rocky es un muchacho honesto y sueña con ser músico, es un prometedor cantante de salsa que sí está enamorado de Sofía y que le ofrece un amor sincero, sin apuestas ni mentiras.
La apuesta de Antonio y Camila ha llegado demasiado lejos sin que les importe Sofía (Ana Lucia Dominguez), ni el futuro económico de la constructora, ni que se hayan llevado por delante a un barrio entero, una familia y la felicidad de Rocky. Sin embargo, algo va a cambiar: Pedro (Víctor Cámara), el padre de Antonio, lo pone en la calle por ser tan inconsciente. Antonio decide entonces casarse con Sofía para así mostrarle a su padre que ha sentado cabeza pero Sofía que ya sabe lo perro que es, no quiere nada con él. Antonio queda atrapado en su propio juego; ha empezado a enamorarse realmente de Sofía y comienza a controlarla sin admitir ante Camila lo que en verdad siente por aquella. Camila, por su parte, empieza a hacerles la vida imposible a ambos tratando de recuperar a Antonio de quien, sin querer reconocerlo, está enamorada desde hace mucho tiempo.
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